El día 11 de Diciembre del año 2010, rindió su ultimo suspiro con la misma tranquilidad que si hubiese entrado en el mas dulce de los sueños y entrego su alma al PADRE ETERNO, mi querida, recordada y añorada TITA MARY, MARIA DE AFRICA CASTELLANO UTRERA, hermana de PELAYO, “el medico de los pescadores”.
Después de haberla tenido durante 98 años en este mundo gozando de su bondad de corazón, de su cariño, y de su sencillez, mí tita MARY se fue, dejando atrás una vida dedicada a sus padres y hermanos, Pelayo y Paco (que esta enterrado en Madrid).
A mi TITA MARY gracias a Dios, la enterré como ella quería y me había pedido muchas veces, en el mismo nicho donde están los restos mortales de sus padres y hermano Pelayo, para estar juntos en la eternidad.
Hay recuerdos que me perduraran siempre, entre ellos las lagrimas que derramaron tanto la musulmana que la estuvo cuidando durante su vida, como la de la auxiliar de geriatría de la CRUZ BLANCA de CEUTA, que es donde, mi Tita Mary, vivía y de donde apenas salio durante su vida. !Cuanta pena vi en sus rostros, cuando me llamaron para ir a Ceuta, y hacerme cargo del cadáver!; ya que, por circunstancias de la vida, yo no vivo en Ceuta.
Después vino el momento amargo, cuando me entregaron su cadáver y tuve que darle cristiana sepultura. !Cuantos recuerdos y vivencias vinieron a mi memoria¡ Tuve que entrometerme en tu vida privada, en la intimidad de tus papeles, recuerdos, recortes de periódicos antiguos, fotografías de los años 1920, 30 y siguientes, de colegios, de comunión, de sus primeros paseos por aquella Ceuta que todos los CABALLAS llevamos en el CORAZON.
Poco a poco todos estos recuerdos tuyos los he ido desgranando, pasándolos por mis manos y he tenido que deshacerme por desgracia de algunos de ellos, y poder traerme a Algeciras los mas íntimos.- Estos papeles de tus padres y hermanos, esas estampas, fotografías que han formado parte de tu vida, hoy están conmigo y permanecerán junto a mi hasta que Dios me permita estar en este mundo.
Ahora se me viene al pensamiento entre otras cosas, que me hubiese gustado estar más tiempo contigo y aunque te veía con frecuencia cuando íbamos a Ceuta toda la familia para pasar el día junto a ti, hoy recuerdo la alegría que se reflejaba en tu cara cuando jugabas con mis nietos, cuando nos sentábamos toda la familia alrededor de la mesa y te traían la Tarta de la confitería de la AFRICANA. ¡Tita Mary, cuánto te gustaban los dulces de la Africana¡ Y en esas Navidades fechas tan señaladas para la reunión familiar, procurábamos estar contigo y celebrarlos junto a las personas que te cuidaban. ¡Qué recuerdos tan bonito…!
Ahora se que estas en la CASA del PADRE y con tu virgen de AFRICA, Patrona, Guía y Luz durante tu vida, y aunque no te casaste, ella te acompaño después de la muerte de tus padres y hermanos durante aquellos años de soledad y durante los tiempos difíciles antes, durante y después de la Guerra Civil.
No puedo olvidar TITA MARY, como cuando era un niño, el cariño con que me llevabas al Colegio de la Monjas primero y luego al Colegio de SAN AGUSTIN; ni tampoco, el amor de madre que me profesabas cuando te preocupabas por mis primeros juegos y travesuras allá por el paseo de la MARINA, cuando las olas llegaban directamente a las Murallas. Añoro los paseos con mis abuelos y contigo por la Marina y el Paseo de las Palmeras. !Cuanta razón tenías cuando decías que la CEUTA de hoy no era la de tus tiempos…
Hoy al atardecer de mi vida, y cuando ya te has ido, se me vienen a la memoria todos estos recuerdos, pero se que como cristiano y creyente que soy que un día volveré a verte y a disfrutar de tus virtudes.
Y por haber sido tan buena, humilde, sencilla, y por haber tenido ese corazón tan grande, hoy quiero escribirte estas líneas como testimonio de mi amor y agradecimiento, dándole gracias a Dios por haberme dado a conocer estas cualidades que te adornaron durante todos estos años que has estado aquí con nosotros.
Allá en el Cielo, se que nos mirara, guiara y cuidara de todo mi familia y a mis nietos los ayudara a caminar, lo mismo que hiciste conmigo.
Adiós querida TITA MARY, tu recuerdo siempre estará en mi corazón. Algunas tardes, cuando las nubes en el poniente se tiñan de rojo, mirare a Ceuta, y con los ojos empañados rezaré una oración al PADRE, recordándote…
Manuel Castellano -Hijo de Pelayo, "el médico de los pescadores"-