A golpes de nostalgia como las rosas sobre el muro blanco, de cal, del huerto de María Vera...Y la mañana se inunda con el son metálico, claro, eterno, de las campanadas de las iglesias… A lo lejos, entre las plateadas cúpulas y los altos árboles de la plaza de África, la Mujer Muerta, rompe el paisaje violeta con su quebradura de piedra gris, desnuda… Vuelve a tañer el campanario de la catedral y la espadaña del santuario de la Patrona, y todo queda sumido un momento, en una quietud antigua, de otras horas… Como si la voz susurrante de Dios, habitara en la sonoridad compasiva de cada campanada...
Esta Web esta dedicada a los hombres y mujeres anónimos, que aun, sin apenas nada, tuvieron la voluntad firme, tenaz, con esperanza, de luchar cada mañana por sentir la vida cerca de ellos...Nada llevaron en su partida, pues nada, salvo los atardeceres rojos del poniente, llevaban prendidos en sus almas...
En las plazas, las calles, los jardines... y en los patios antiguos de Ceuta, aún,como el murmullo del hilo de agua de una fuente, se siente, compañera de la brisa, la presencia de ellos llegar...
¡Ah, sí, vuestra presencia se siente llegar...!
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